Y después de convivir dos días con la decrepitud, la invalidez, la vejez, la enfermedad, de vaciar papagayos y limpiar dentaduras, huí despavorida y me refugié en un pequeño placer: el consumo.
Fui a hacer las compras del mes. Feliz, con toda mi producción carrística extendida sobre el pasa-mercancías, viene una vieja achacadita con su yerba y su yogur en la mano y me dice: te puedo pedir un favor?. Digame, le dije. Es que necesito orinar, ¿no me dejas pasar?
¡¡¡Ya ni el consumismo nos salva!!!
(ni hablar de la otra viejita que me empezó a preguntar los precios de todos los tamaños de procenex porque no veía... como mi mamá!)
domingo, 15 de junio de 2008
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1 comentario:
pobre chizz!!! la verdad los viejos son insoportables. mas los de uno. te quiero! va a estar todo bien! (´)(´)(´)(´)
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