Mientras buscaba palabras para narrar lo que había sentido al terminar Crimen y Castigo y pensaba escribir un post hablando de lo triste que resulta terminar un libro apasionante, y encima a mitad del camino de ida, y lo inevitable que resulta utilizar el resto del viaje para recordar fragmentos y sonreir en silencio, decidí empezar el siguiente, Sobre Héroes y Tumbas. Y de repente me topé con este parrafito que explicó perfectamente lo que sentía.
"(…) mientras sus ojos se nublan un poco más, acentuando ese brillo lacrimoso que tienen los ojos de los ancianos y que nunca se sabrá si se debe a causas puramente fisiológicas o si, de alguna manera, es consecuencia del recuerdo, la nostalgia, el sentimiento de frustración o la idea de la muerte, o de esa vaga pero irresistible melancolía que siempre nos suscita a los hombres la palabra FIN colocada al término de una historia que nos ha apasionado por su misterio y su tristeza. Lo que es lo mismo que decir la historia de cualquier hombre, pues ¿qué ser humano existe cuya historia no sea en definitiva triste o misteriosa?"
Me saco el sombrero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario