miércoles, 18 de junio de 2008

Vuelve el perro arrepentido

Cómo estás? me preguntó mi psicólogo para empezar.
Mi respuesta creo que fue invariablemente "muy bien" en las sesiones anteriores y hoy le contesté: si me viera Freud, me diría que tengo una reacción terapéutica negativa, porque como me dijiste que estábamos terminando la terapia, ahora tengo problemas. Como estoy? Mas o menos.

Así empezamos. Así que imaginen... 1 hora y media (contra los 50 minutos habituales), llanto (contra risas habituales) y temas que nunca se habían tocado.

¿Sabés qué pasa? Me siento débil. Me siento la última de la filita india, la que se le apoya todo el mundo y sostiene todo con sus brazos. Y tengo los brazos cansados.
¿Y quién es el más fuerte en esas filas? ¿por qué sentirse débil?, preguntó él.

Y también: ¿Sabés qué pasa? Yo me pongo en el lugar de todos, entonces sufro por todos a la vez.
¿Y tu lugar cual es?, dijo el.
Mi lugar es sentir un poco del lugar de todos.
Bueno, si vos no te ponés en tu lugar, es imposible que alguien se ponga en tu lugar.

Y terminó con un: si yo fuera psicoanalista me daba una panzada con la sesión de hoy.
Si vos fueras psicoanalista, le dije, no te hubiera contado todo esto.

Parece que al fondo de la filita india hay alguien que en lugar de sostenerme, me muestra los músculos de mi brazo. Y por suerte, me dijo: nos vemos el miércoles que viene.

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