miércoles, 14 de mayo de 2008

Tus piernas sí

Digo. Hay una especie de complicidad lastimosa en la mirada entre el paciente que llega y el paciente que se va.
A partir de mi timbre, termina tu sesión. Tu viaje en ascensor va a la par de mi espera ansiosa y tímida en la puerta. Nos encontramos entonces. De repente somos tres. Vos. El psicólogo. Yo. Y yo, que amo los triángulos, sonrío casi sin querer. Vos estás saliendo del lugar al que yo llego, acabás de pasar por lo que yo pasaré, acabás de pagar para que te escuchen. Yo llego, pago para ser sincera. Si fuera gratis, seguiría mintiendo, como siempre. Pero hay que justificar el gasto.
Vos salís y me dejás ahí al psicólogo, usado. Siento como si agarrara una prostituta a las 4 de la mañana. Mi psicólogo ya tiene los oídos gastados de escucharte. ¿Querrá descansar? Vos ya te vas, con la calma de no tener que volver a este espacio hasta la otra semana. Lo mío recién empieza.
Sí. Somos cómplices del exhibicionismo terapéutico. Y ahí está el voyeur entre nosotros. Y yo, no. Yo no levanto la vista. Digo hola, mirando distraídamente al piso, y entro. Todavía no te conozco la cara, pero cuando me siento en el sillón, busco el lugarcito que dejaste calentito, y sonrío.

3 comentarios:

Margot dijo...

Qué buen post, Chizz. Qué bueno que volviste. Quedate...
:)

¿Sabés que hasta escribís distinto? Y sí, al cambiar con el tiempo también cambia nuestra escritura y forma de expresarnos.

Me re gustó.

Flor dijo...

Coincido con Ceci. Me encantó. Brindo por tu vuelta.

¡Yo extrañaba a la chizz bloguera!

Anónimo dijo...

A mí me pasó mil veces por la mente este tipo de ideas, claro que nunca las escribí tan bien... lo entretenido es cuando llegás un día, y el que sale es otro/a del que siempre salía... y vos le decís al locólogo: "al otro ya lo mataste y lo reemplazaste tan rápido?"
Yo también celebro tu regreso y tu mirada reflexiva y analítica de la vida, tan tuya...
Saludos, F.