Sin frente marchita, sin el rabo entre las patas.
Pero vuelvo a Pacheco.
Ya crecí, probé, me mantuve, llené el freezer de comida, superé el miedo a la soledad, comprobé que puedo sola.
Entonces me pregunté ¿quiero sola?
Quizás que no.
Quizás que me conviene otra cosa.
Quizás que el precio que estoy pagando por vivir en soledad es demasiado alto. Económica y emocionalmente hablando.
¿Quién no disfruta de que le traigan un tecito en la cama cuando se está enferma?
¿Quién no disfruta de una cena compartida, de saber que alguien espera oir el ruido de las llaves cuando se vuelve muy tarde, de cuidar la casa para alguien más también?
Soy grande, independiente, lo logré y podría seguir haciéndolo.
Pero ahora mis prioridades son otras.
Vuelvo a la casa donde crecí, por un tiempo.
Quizás que entonces el blog se vuelva verborrágico de nuevo.
Como le dije a Flor cuando me reclamó que no escribía tanto: "cuando yo vivía en Pacheco, escribía más en el blog, porque podía pensar más, con dos horas de viaje. ¿Quién puede pensar en un viaje en tren de 23 minutos? Subís y ya estás buscando las llaves para bajar".
Leer, pensar y respirar verde son los objetivos del segundo semestre de este año.
Vuelvo. Pero no es un retroceso.
Con renovado afecto, Juan Filloy
Hace 4 días
4 comentarios:
un poco de charla con la novia, cada tanto, no vendria mal tambien, no?
Che, y entre las prioridades, no aparece ningún viajecito?
Porque mirá que por acá una camita te espera...
Digo, para que no se desvalorice el ahorro del alquiler, viste???
¡Viaje!
¡Viaje!
Chizz está preparando su mochilita. Pero antes será Licenciada. ¡Ja!
te adoro,
Flor.
A eso le llamo, tener las ideas bien claras!
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