Viajar en tren es una de mis cosas favoritas de la nueva casa.
La bocina anticipatoria que te permite correr y especular con los horarios; el abono que te permite salir sin plata; bajar corriendo del tren en movimiento; la escala de valores de los asientos según orientación, lado del tren, ventana, pasillo, cercanía a la puerta; la elección del asiento favorito de cada tipo de tren; la alegría cuando te toca el tren de larga distancia; el plan de en qué vagón te sentás más rápido; los horarios y si algo sale mal el certificado de demora que nunca tendrías en un colectivo; el paisaje; amanecer sobre costanera, tener en una sola vista barcos, autos, aviones y tren; ver todos los embotellamientos que le son ajenos; pasar por el túnel oscuro; los sustos cuando cruzás al otro tren y te sacude la ventana; jugar a adivinar de qué lado estaciona en Retiro; los churros y los chipás; ver cómo los guardas intentan picar tu abono que pusiste en una bolsita plástica; las ganas de pasar un rato en cada una de las estaciones de tren para conocer más a quienes lleva (ya lo hice con una); ver a las 8 am y con 0 grados a una viejita rastrillando una vía en desuso frente a su casa.
No se asombren si los próximos mil posts hablan del tren.
Es mi medio de transporte favorito, y paso una hora y media diaria arriba suyo.
Es lógico que dé que hablar.
Con renovado afecto, Juan Filloy
Hace 16 horas
2 comentarios:
y yo que no veo la hora de dejar de viajar ne tren...
y la famosa tocada de culo en el tren????
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