sábado, 4 de abril de 2009

Watzlawick se nos quedó corto

Todas las cosas más lindas
- esas que nunca me dice -
se chocan, se empujan,
se escapan de su mente.
Se le quedan en los labios,
en la punta de los labios
y más afuera,
reina el silencio
(reina ella, en su silencio)
- es muy cuidadosa
si hasta duerme
con la boca cerrada -
Por eso yo les cuento
mi secreto,
encontré una cerradura para espiar:
cuando la beso - en los labios,
en la punta de los labios - lo sé todo.
Le sonrío (soy su cómplice).


En cambio, mis palabras
se me salen de la boca
las digo bajito
no las escucha
(está pensando) (en otra cosa),
las hago flotar en el aire,
para guardarlas en la cajita
y todas juntas,
condensadas,
(envolverlas y) fumarlas.

Un detergente de su equipo
y una tobera campana:
soplo mis palabras
que se hacen burbuja
flotan, vuelan y cuando la burbuja
(me enseñó que no se pincha sino que)
se deshidrata,
mis palabras se esparcen por el cuarto
(¡pero yo no las dije!).
La felicidad está en el aire,
ella no entiende por qué

yomeríoparaadentroysoplolasrisas
enburbujasquesemezclanconpalabras
yflotantodasdelamanoconungranparacaídas
vancayendodespacito...

Así hablamos nosotras
- de las cosas importantes -,
yo la escucho con mi boca
y ella respira mis palabras.