El milisegundo entre que estás cerrando la mano sobre la manija metálica de la olla y mi pensamiento dice no! te vas a quemar! y ya estás cerrando la mano! boluda!. Y ese estímulo mental llega a la vez que el dolor ardiente en la palma. Y te alejás. Pero ya es tarde.
Boluda.
Y después: el placer de cuando comés tanta pero tanta pero tanta sopa que el primer plato te quemás hasta el esófago y el último está helado.
miércoles, 4 de junio de 2008
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